Los analistas del banco estadounidense Goldman Sachs aseguran que en 2022 la inflación seguirá haciendo presión en las regiones con menor poder adquisitivo, Sur América y África, aumentando los precios de la energía y los consumos esenciales. Por tal motivo están incitando a las autoridades económicas emplear variadas estrategias para combatir esta tendencia, considerando que elevar las tasas de intereses no podrá contrarrestar los efectos de la pandemia. De acuerdo con un informe realizado por la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) las presiones inflacionarias y la tendencia natural multicausal de estos países exigen que se expandan la gama de instrumentos que emplean las autoridades monetarias. Como, por ejemplo, los encajes, las tasas de interés, la aplicación de los DEGs, o las reservas globales.
Con el fin de superar esta crisis o al menos reducir su impacto en las economías emergentes, éstas deben emplear otras estrategias macroprudenciales, cambiarias, y monetarias. ¿Por qué motivo? El aumento de las tasas de intereses no denota un incentivo demasiado grande para fomentar la inversión extranjera e interna. De esta forma, variando las estrategias y no colocando los huevos en una sola canasta, se combate la tendencia alcista inflacionaria y no se deja a un lado el crecimiento socio-económico y la estabilidad de empleos.
Por otro lado, el profesor de economía de la Universidad de North Carolina, Alfredo Romero, asegura que ¾ partes del aumento de los precios en los bienes, servicios, y alimentos proviene de las consecuencias del COVID-19. Esto quiere decir que, si se puede frenar el contagio de la enfermedad, la producción aumentará. En consecuencia, la inflación tendrá que ceder. Romero también asegura que ésta comenzó a notarse en los principales motores de Latinoamérica (Brasil y México) debido a que USA es una economía mundial: “y si existe una disrupción en su cadena de suministro, también afectará al resto de las naciones.”