La brillante Copa del Rey conseguida por el Valencia derrotando al Barcelona (1-2) ha dejado a muchos nombres en el foco mediático. Kevin Gameiro o Rodrigo fueron los autores de los dos goles. La figura del técnico valencianista, Marcelino, se ha engrandecido. Algo lógico y normal con todo lo que ha tenido que vivir este año. Su puesto estaba en peligro y ha conseguido revertir la situación hasta sumar un nuevo título a las vitrinas del club.
Sin embargo, casi nadie habla de la figura del director deportivo Mateu Alemany. Él fue el hombre que paralizó la destitución del entrenador cántabro. Él fue uno de los pocos valedores que tuvo Marcelino en el club cuando la pelota no quería entrar y el Valencia no paraba de cosechar empate tras empate. Para él la figura de Marcelino nunca estuvo discutida, ya que consideraba que él era el hombre adecuado para sacar a flote esa difícil situación.
Este caso evidencia que muchas veces hay que dejar trabajar a la gente que sabe de fútbol y que no siempre es bueno tomar decisiones por impulsos. Marcelino pasó de estar prácticamente enterrado a llorar de felicidad por la Copa del Rey conseguida. Tanto los jugadores, como el cuerpo técnico son los causantes de ese éxito, pero que nadie se olvide de que Alemany contribuyó de manera directa a que este cuento pudiera tener un final feliz.