Era la última esperanza de la afición del Celta del Vigo y el hombre al que todos esperaban. Iago Aspas ha devuelto la alegría al equipo de su tierra y de sus amores. El conjunto gallego estaba desahuciado, en puestos de descenso, hace algo más de un mes y no tenía operativo a un Iago que ha estado varios meses apartados de los terrenos de juegos a causa de una lesión.
Reapareció el 30 de marzo falto de ritmo, pero con unas ganas de ayudar a su equipo que conmovían desde la grada. Dos tantos suyos hicieron que el Celta remontase al Villarreal en un partido a vida o muerte por la salvación. El Celta cogía aire pero seguía en descenso. La siguiente prueba era ante el Huesca. Iago volvió a aparecer con un tanto y dos asistencias. Esta vez, su equipo no logró la victoria pero sacó un punto de la nada. Su última gran aportación fue ante la Real Sociedad, otro doblete del gallego daba los tres puntos a los celestes. El Celta salía del descenso, y un equipo sin alma recuperaba la esperanza.
Sin duda, este ha sido el mes de Iago Aspas un jugador que con trabajo, calidad y entrega ha conseguido todo lo que se ha propuesto. Entró en la lista del pasado Mundial y convenció a un Luis Enrique, que le convocó de rebote en su primera convocatoria. Ahora, el príncipe se ha propuesto dejar a su Celta en Primera y de momento lo está cumpliendo. Los gallegos han pasado de estar hundido en la tabla a estar un punto por encima del descenso. Está claro que el internacional español no puede coger ni un constipado. El Celta es una cosa con su príncipe y otra sin él.